Historia del Reloj

 

 “Llevaba 20 años en ruinas, cubierto de palomina (estiércol de las palomas)”, afirma Antonio Difort. “El péndulo estaba enterrado, creían que era una vieja pala cuando la sacaron”. El municipio de Constantina recuperó su reloj gracias a la Asociación de la Cabalgata de Reyes Magos. Difort, su presidente, comenta que había llegado el momento de que ‘los Reyes’ regalaran el reloj al pueblo. En enero de 1990 comenzó de nuevo a marcar las horas. “Algunos lloraban de emoción cuando escucharon otra vez las campanas.”

El arreglo duró tres meses. Los propios miembros de la Cabalgata (electricistas, mecánicos…) realizaron las labores de limpieza y puesta a punto, sustituyendo las piezas adecuadas. “Cada mes le toca a uno de la asociación darle cuerda, otro se encarga de que no se adelante y funcione correctamente”, explica Antonio Difort. Recuerda que la maquinaria estaba completamente dañada, en un estado ruinoso y de completo abandono. El ayuntamiento de Constantina llamó previamente a relojeros profesionales, pero los intentos eran fallidos. El consistorio, responsable del mantenimiento, aporta una pequeña subvención para que la asociación continúe con su trabajo.

“Se paró el reloj solamente durante las obras de la última restauración de la torre”, explica Antonio, “las vecinas preguntaban cuándo volvería a sonar, las campanas le cantan la nana”. Ese tañido familiar marca el ritmo diario a muchos vecinos, aunque ahora, como reconoce Difort, casi todos consultemos la hora en móviles, coches… El reloj de Constantina es una máquina con más de 120 años. “Es algo que está a la intemperie, influyen mucho las temperaturas”, Antonio se refiere a la sensibilidad de un mecanismo que no se para en ningún momento. “En los pueblos, el viejo reloj se pierde cuando fallece la persona responsable”. Progresivamente, las máquinas eléctricas se han introducido en las entrañas de estos grandes ojos que miran desde lo alto de la plaza principal de cada localidad.